La Tomografía Eléctrica es un método de resistividad multielectródico, basado en la modelización 2-D de la resistividad del terreno mediante el empleo de técnicas numéricas (elementos finitos o diferencias finitas). Es un método geoeléctrico no destructivo que analiza los materiales del subsuelo en función de su comportamiento eléctrico, diferenciándolos en función de su resistividad eléctrica (Storz et al., 2000).
El método se basa en la implantación de numerosos electrodos a lo largo de perfiles, con una separación determinada que viene condicionada por el grado de resolución, profundidad y los objetivos que se pretendan cubrir, de tal modo que, a menor separación mayor resolución y a mayor separación mayor profundidad.
El primer paso, previo a la toma de datos, consiste en crear o elegir un dispositivo geométrico o arreglos de medidas que permita obtener los mejores resultados posibles en cuanto a la información sobre las estructuras que se desea investigar. Un dispositivo electrónico determinado permitirá potenciar o no la anomalía generada por una estructura determinada, y por tanto su elección es un aspecto de vital importancia para permitir realizar una interpretación clara y precisa.
Cuando se requiere conocer la variación lateral de una formación geológica, la distribución de una pluma de contaminación, oquedades, contactos verticales, etc., se recurre a la técnica de la tomografía eléctrica; los arreglos utilizables para este método son Dipolo-Dipolo, Polo Dipolo, Polo Polo, Wenner Shlumberger, etc. (Summer, 1972).
Los métodos eléctricos de resistividad, como la Tomografía Eléctrica y el SEV, son usados ampliamente en diferentes partes del mundo, por su alta capacidad resolutiva y porque son uno de los métodos geofísicos más económicos. Estos métodos se emplean en diversos medios geológicos y con diversa problemática en el ámbito de la Geotecnia, la Hidrogeología, entre otras áreas de estudio. En comparación a otros métodos geofísicos, como por ejemplo el método sísmico de refracción, de aplicación frecuente en la geotecnia, la Tomografía eléctrica y el SEV tienen algunas particularidades que hacen aplicable en ciertas zonas y para la resolución de ciertos problemas que los ensayos Sísmicos no puede resolver. Por ejemplo, cuando se trata de la detección y caracterización precisa de discontinuidades no horizontales de los macizos rocosos o bien en el estudio de zonas situadas bajo niveles rocosos con mayor grado de consolidación e integridad que los materiales subyacentes. Esta capacidad hace que la Tomografía eléctrica y los SEV sean una alternativa de solución en estudios geotécnicos donde es frecuente el empleo de técnicas geofísicas convencionales.